El Café de Marco

Un Rincón Histórico donde Nació una Nueva Era

Mundo 23 de octubre de 2023 Secretaría Lafinur
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El 5 de junio de 1801 marcó un hito en la historia de Buenos Aires cuando abrió sus puertas El Café de Marco. Este establecimiento, que se encontraba en la esquina de las actuales calles Bolívar y Alsina, fue una creación de Pedro José Marco. Aunque las huellas físicas de esta histórica construcción se han desvanecido con el tiempo, su legado perdura.

El Café de Marco ofrecía una amplia variedad de servicios, incluyendo confitería, botillería y un lugar para jugar al billar. Un cartel en la entrada también prometía bebidas refrescantes durante los cálidos veranos, gracias a su sótano, que hacía las veces de depósito y bodega.

Este café ganó fama por su proximidad a la Plaza Mayor, convirtiéndose en punto de encuentro para numerosos patriotas, entre ellos figuras ilustres como los masones Manuel Belgrano, Mariano Moreno y Juan José Castelli. En el ambiente ameno del café, se gestaba el espíritu revolucionario que culminaría en la Revolución de Mayo de 1810.

Cabe mencionar que El Café de Marco, como el más concurrido, pagaba impuestos más altos que otros locales de la época. Esto se debía a su popularidad y a su importancia como epicentro de discusión política y social.

Lamentablemente, El Café de Marco cerró sus puertas en 1871 durante la epidemia de fiebre amarilla que azotó Buenos Aires en medio de la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento.

Sin embargo, la historia del Café de Marco no termina aquí. Hace una década, Marco Antonio Arslanian, apasionado por la historia, decidió emprender una nueva etapa de este icónico café.

Aunque originalmente se planteó abrir el establecimiento en la misma esquina que su predecesor, esto no resultó posible. El destino, el azar o tal vez el subconsciente le llevaron a una ubicación directamente frente al Palacio Cangallo, la sede de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones.

Es relevante señalar que muchos de los próceres de la historia argentina, hasta Sarmiento inclusive, como bien lo recuerda Daniel Balmaceda, fueron masones. Incluso el propio Sarmiento perteneció a esta orden, aunque renunció a su afiliación cuando asumió la presidencia para evitar conflictos de intereses políticos. Esta rica historia vinculada a los masones es un recordatorio constante de la influencia de esta orden en la Argentina y su importancia en el proceso histórico de la nación.