El Papa Masón Juan XXIII

Juan XXIII, conocido como el Papa de la Paz, dejó una huella imborrable en la historia de la Iglesia Católica y en el mundo entero. Nacido en 1881 como Angelo Giuseppe Roncalli en una pequeña aldea de Italia, este humilde sacerdote llegaría a convertirse en uno de los líderes más influyentes de la Iglesia Católica en el siglo XX. Su legado trasciende más allá de su papel como Sumo Pontífice, ya que Juan XXIII también fue un símbolo de apertura, tolerancia y fraternidad.

A lo largo de su vida, Juan XXIII demostró un profundo respeto por la diversidad y la necesidad de tender puentes entre diferentes credos y tradiciones. Su visión progresista lo llevó a cuestionar algunas de las actitudes más rígidas de la Iglesia y a promover el diálogo interreligioso y la unidad.

Un episodio que resalta esta visión de tolerancia es la carta que Juan XXIII escribió en 1963. En esta carta, el Papa reconoció su arrepentimiento por la actitud previa de la Iglesia Católica hacia la masonería. Durante muchos años, la Iglesia había condenado a los masones y su influencia, considerándolos herejes. Sin embargo, Juan XXIII, en un gesto inusual y valiente, buscó acercar posturas.

La carta, que se hizo pública, es una súplica sincera por la tolerancia y la fraternidad. Juan XXIII reconoció que la Iglesia había luchado contra el libre pensamiento y había perseguido a aquellos que se habían unido a la masonería. En sus palabras, admitió que no había comprendido que el primer deber de una religión consiste en reconocer incluso el derecho de no creer en Dios.

En un tono de arrepentimiento y reconciliación, el Papa Juan XXIII oró para que todos pudieran superar las diferencias y comprender que tanto el símbolo del compás sobre un nuevo altar como el viejo crucifijo podían llevar a la espiritualidad y la comprensión de la divinidad.

Estas palabras, cargadas de humildad y respeto, son un testimonio de la profunda convicción de Juan XXIII en la unidad, la paz y el entendimiento mutuo. Su legado sigue vivo como un recordatorio de que incluso en tiempos de división, el diálogo y la fraternidad pueden prevalecer.

El Papa Juan XXIII falleció en 1963, pero su mensaje de tolerancia y su búsqueda de la unidad siguen inspirando a muchas personas en todo el mundo. Su vida y sus acciones son un recordatorio constante de que la humanidad puede avanzar hacia un futuro más compasivo y unido cuando se priorizan los valores de amor, paz y comprensión.

Oración de Juan XXIII:

“Señor y Gran Arquitecto: Nosotros nos humillamos a tus pies e invocamos tu perdón por la herejía en el curso de desconocer en nuestros hermanos masones como tus seguidores predilectos. Luchamos siempre contra el libre pensamiento, porque no habíamos comprendido que el primer deber de una religión, como afirmó El Concilio, consiste en reconocer hasta el derecho de no creer en Dios. Habíamos perseguido a aquéllos que dentro de la propia iglesia habíanse distanciado inscribiéndose en las Logias, despreciando todas las injurias y amenazas. Habíamos irreflexivamente acreditado que una señal de la cruz pudiese ser superior a tres puntos formando una pirámide. “Por todo esto nos arrepentimos Señor y con tu perdón te rogamos nos hagas sentir que un compás sobre un nuevo altar puede significar tanto como nuestros viejos crucifijos. Amén.”